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    “Ronia. La hija del bandolero” (Kókinos, 2022)

    “Ronia. La hija del bandolero” (Kókinos, 2022)

    “Karlsson en el tejado” (Kókinos, 2022)

    “Karlsson en el tejado” (Kókinos, 2022)

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    Astrid Lindgren: el llamado a crecer libres
    Rescate

    Astrid Lindgren: el llamado a crecer libres

    29 agosto, 2024 Por Loreto Aroca P.
    publicado en el Boletín 15

    No es raro que la autora sueca sea reeditada como un gran clásico de las infancias del mundo. Desde Kókinos, nos llegan dos de sus novelas que demuestran que el imaginario presente en su trabajo despierta, generación tras generación, una convocatoria a la aventura y a la libertad.

    “Ronia. La hija del bandolero” (Kókinos, 2022)

    “Ronia. La hija del bandolero” (Kókinos, 2022)

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    Kókinos, la editorial española asentada en Madrid, vuelve a poner en circulación una colección de títulos de la escritora sueca para el habla hispana, de la cual hoy destacamos dos novelas seleccionadas como imprescindibles por nuestro comité: Ronia. La hija del bandolero (2022) y Karlsson en el tejado (2022); historias cuyos personajes principales son un niño y una niña que van forjando su identidad y carácter a través de la aventura, el juego, la magia, la exploración y el vínculo con otros.

    Karlsson tiene una familia con una madre presente y cariñosa, con hermanos y amigos. Ronia, vive con su madre y padre y una banda de bandoleros. Son niños que crecen al alero de una diversidad de caracteres y que van siendo acompañados en el difícil proceso de hacerse adultos. Ambos están bajo la protección y el cariño que le dan las personas con las que viven, quienes les brindan la libertad para tomar sus propias decisiones. 

    En el transcurso de ambas historias, esto les permitirá desarrollar el pensamiento crítico, así como elaborar, defender, sostener y calibrar sus propios argumentos. Ronia y Karlsson deben enfrentarse a sus miedos, los aceptan y los transgreden, corren sistemáticamente la frontera de sí mismos y de las convenciones sociales y familiares para abrirse su propio camino.

     

    Las lecciones necesarias para sobrevivir

     

    Ronia es la única niña dentro del gran castillo, es la alegría máxima de Mattis y Lovis, sus padres, y de los doce bandoleros que conforman el clan al que pertenece. El castillo de Mattis está emplazado en un enorme bosque con lagos, ríos, cascadas, una cueva, caballos salvajes, frutos silvestres, arpías (una especie de hermosas brujas aves comedoras de humanos), nieblas que te nublan la conciencia para llevarte al inframundo, duendes culones y peligrosos enanos grises. 

    El bosque puede ser algo hermoso, pero también muy amenazante y, sabemos, en algo coinciden todos los peligros: huelen tu miedo, si lo llegan a percibir quiere decir que te acecha la muerte. Ronia aprende rápidamente que en el bosque no se puede tener miedo, se debe transmutar, lo puedes entrenar y fortalecerte en él. Y es en ese paisaje en el que Ronia, en completa libertad, explora, aprende y crece.

    Pero ellos no son los únicos humanos que viven en ese bosque. También lo hacen los archienemigos de Mattis, una banda de ladrones dirigida por Borka, su esposa Undis y su hijo Byrk. Presionados por la policía que los acecha, deben abandonar la cueva en la que vivían y tomar el otro lado del castillo de Mattis, desencadenando una serie de conflictos dentro de la novela.

    Ronia y Birk se conocen, tienen la misma edad, son de bandas rivales y rápidamente se construye entre ellos una relación de amistad, atracción y lealtad. Juntos se enfrentan a los riesgos del bosque, a sus propios miedos y a las históricas rencillas familiares.

    Las ilustraciones son del japonés Katsuya Kondo, famoso diseñador de personajes de Studio Ghibli, y con las cuales se hizo una serie animada que incluye La canción del lobo, que se puede ver en YouTube. En Europa, durante marzo de este año, se estrenó una serie con personajes reales basada en la novela de Astrid Lindgren, y que ha pasado a ser una de las series más vistas en el antiguo continente.

    Ronia y Karlsson deben enfrentarse a sus miedos, los aceptan y los transgreden, corren sistemáticamente la frontera de sí mismos (...) para abrirse su propio camino.

    Sobre la amistad y la libertad

     

    Lillebror (o hermano pequeño, en sueco) anhela con todas las fuerzas tener un perro, pero sus padres no se lo permiten. Siente un ruido extraño a su alrededor, parecido al zumbido de una abeja que se acerca volando y haciendo algunas piruetas. No es más que Karlsson en busca de buenas aventuras, un “hombrecito pequeño, regordete, simpático y en la flor de la edad”. Karlsson vive en el techo del edificio de Lillebror en una casita muy pequeña. Desde allí, gracias a sus continuos paseos, observa y conoce todo el barrio. Aparte de volar, gracias a un botón que tiene cerca del ombligo, le encanta comer, no tiene padres y disfruta de hacer pirulirulis (jugarle bromas a las personas).

    Desde el primer encuentro, Lillebror y Karlsson se hacen amigos. Juntos rompen una maquinita a vapor, espantan a unos ladrones, juegan a los fantasmas, vuelan, suben al tejado, realizan actos de magia, etc. Rápidamente Lillebror comienza a usar frases de su amigo, a actuar como él y a desafiar ciertas reglas familiares y sociales. Sin embargo, al contar sus aventuras junto a su nuevo amigo nadie le cree, ni su familia ni sus amigos. Pensaban que se trataba de un amigo imaginario, pues éste nunca se dejaba ver.

    Karlsson es mágico, pero también muy demandante, necesita atención y pequeños regalitos para animarse y jugar. Con comida, linternas, chocolatinas o dinero, se le motiva rápidamente. Es una especie de genio que requiere de ciertas regalías para sentirse cómodo y a gusto. La capacidad de Lillebror para sumarse a estas aventuras, ilustradas por la española Ayesha L. Rubio, habitar lo inverosímil y nunca cuestionar las capacidades de su amigo hacen que Karlsson vuelva cada día a compartir las tardes en busca de aventuras y cariño.

    Un espacio seguro 

     

    Astrid Lindgren da un marco de protección y seguridad, tanto al lector como a sus personajes. En el caso de Ronia lo hace a través de la puesta en escena del ciclo del día a la noche o con el cierre del día a través de la invitación que hace Lovis, madre de Ronia, al cantar cada noche la canción del lobo. También lo hace enmarcando la historia según el transcurrir de las estaciones o a partir del ciclo vital, que va desde el nacimiento hasta la muerte, para poner en evidencia las diversas formas del paso del tiempo en la novela y en la vida.

    Mientras que en la novela de Karlsson, la escritora sueca lo hace a través de frases armadas que aparecen continuamente desde la boca del pequeño hombrecito volador: “Epa, yepa, hermanito” o “Karlsson es el mejor…” ¿constructor?, ¿el mejor mago?, ¿el mejor acróbata? Cada vez que hay algún accidente, error o falta a los ojos de Lillebror, Karlsson dice “esto es una insignificancia”. Tener frases armadas dan al lector y al parecer, a Lillebror, una sensación de seguridad, de confianza que permite la anticipación. Al igual como le da seguridad a Lillebror el abrazo de su mamá o escuchar el sonido del motor de las alas de su nuevo amigo.