
De Gabriela a Gabriel: una transición
Iniciar un tránsito de género es una decisión difícil y engorrosa. Sin embargo, leer la historia de Gabriel Sepúlveda nos permite acompañarlo y ser testigos de las barreras y discriminaciones a las que son sometidas muchas personas de la comunidad trans. De Gabriela a Gabriel (Alfaguara, 2022) nos cuestiona como sociedad y exige una necesidad urgente de cambio.
«Esta fue la primera fotografía en la que me reconocí. A simple vista parece una selfie cualquiera frente al espejo, pero nada en ella está puesto al azar… Al fondo se alcanzan a ver las paredes rosadas de mi antigua pieza, siempre las pintaron de ese color. Yo las odiaba…». Así comienza este libro en el que Gabriel Sepúlveda Arcay (1995), comunicador social y activista por los derechos de la comunidad transgénero en Chile, decide compartir su tránsito de género de F a M. Una historia que brinda posibles espejos para quienes están adentrándose en un proceso similar, pero también que visibiliza las dificultades y burocracias que debió enfrentar a lo largo de este camino.
De Gabriela a Gabriel (Alfaguara, 2022) está compuesto por seis capítulos más un glosario que aborda cuatro conceptos claves que entregan información relevante tanto para las personas que están enfrentando un tránsito de género, como para quienes abogan por construir una sociedad más inclusiva, empática y respetuosa de la diversidad sexual. Estos cuatro conceptos son: sexo biológico, identidad de género, expresión de género y orientación sexual. La claridad y simpleza de la información, además del uso recurrente de ejemplos a lo largo del libro y disgregación de los temas, permiten al lector incorporar y entender las diferencias entre ellos con el objetivo de otorgar mayor dignidad y empatía en un mundo divergente.
Gabriel comienza contándonos su historia desde su primera infancia en Puerto Rico y su posterior llegada a San Felipe, la pequeña ciudad de la quinta región de Chile. El choque cultural que experimentó, sumado a no sentirse cómodo con su cuerpo y a los conflictos con su identidad de género en un contexto de uniformidad social, prevalencia de lo binario y de poca tolerancia y respeto a las diferencias, lo hicieron víctima de bullying y lo forzaron a ser «Gabriela». Si hablar, moverse o vestirse distinto era mal visto, la idea de un cambio de género era un sueño imposible para él.
«Nunca es fácil no poder ser tú solamente para encajar, aquí o en cualquier otra parte. Sentirse extranjero es sentirse cuestionado todo el tiempo por tu diferencia y por ser quien eres desde tu origen». De este modo, en las páginas de este libro, su autor cruza dos temas importantes: la migración y el tránsito de género. Además, nos muestra hasta qué punto los cuestionamientos externos craquelan, anulan u obstaculizan la apropiación de la identidad, favoreciendo la disforia de género (sentimientos de angustia cuando la identidad de género no calza con el sexo biológico asignado al nacer).
«Nunca es fácil no poder ser tú solamente para encajar, aquí o en cualquier otra parte. Sentirse extranjero es sentirse cuestionado todo el tiempo por tu diferencia y por ser quien eres desde tu origen». Gabriel Sepúlveda
Ese espejo doloroso de un Chile dual se muestra varias veces a lo largo del libro. Por un lado, vemos los avances que se han alcanzado desde lo legal en los últimos años, pero, por otro, nos muestra lo entrampado de un proceso que opera bajo el círculo de privilegios. Al leer, nos preguntamos constantemente cuánto esfuerzo extra le costó a Gabriel el concretar su tránsito de F a M (y no al revés) por ser extranjero y por no tener recursos económicos para los trámites legales y tratamientos médicos. Gabriel va narrando detalladamente cada una de las barreras que enfrentó. Desde la lentitud que conllevó su cambio de nombre en la cédula de identidad, las dificultades que enfrentó para encontrar trabajo, hasta cómo agrupaciones que dicen apoyar a la comunidad trans se aprovecharon de un momento vulnerable para obtener beneficios económicos.
Así como muestra sus batallas, Gabriel también comparte sus logros y pone en valor a todas las personas que lo ayudaron o abrazaron simbólicamente. De Gabriela a Gabriel (Alfaguara, 2022) inicia y termina el trayecto acercándonos desde lo humano, reconociendo y abrazando a Gabriela, presentándola desde la reconstrucción de sus recuerdos. En cada capítulo va dejando pinceladas que nos permiten progresivamente conocerlo, empatizar y acompañar su tránsito. El lector se convierte en una suerte de testigo y cómplice, entiende la importancia de no enterrar a Gabriela, de validarla como parte de su pasado y de cómo este libro es también una manera de brindarle tributo, de sanar heridas y de reconciliarse con su feminidad después de haber experimentado una disforia de género.
Este libro es una buena linterna para personas que están enfrentando o iniciando el proceso de tránsito. Recuerda a ratos —aunque de manera muy distinta en la forma— a la novela gráfica Género queer (Astronave, 2020), de Maia Kobabe, ya que ambos testimonios exponen una historia con un fin educativo, que contribuye a formar una sociedad más justa, inclusiva y digna para la comunidad LGBTQIA+.