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    “Gato en el camino”

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    “Gato en el camino”: un cuento juvenil de Nicanor Parra
    Rescate

    “Gato en el camino”: un cuento juvenil de Nicanor Parra

    25 febrero, 2024 Por Juan Morel R.
    publicado en el Boletín 14

    Siempre es interesante leer los primeros textos de un escritor. Obras inéditas que aparecen cuando este ha muerto o que, de alguna forma, fueron quedando en el olvido. Este libro es un rescate editorial de uno de los primeros textos de Nicanor Parra, cuando todavía era un estudiante de veinte años y trabajaba como inspector en el Internado Nacional Barros Arana.

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    Cuando ya se ha publicado toda la producción literaria de un autor consagrado, las editoriales tienden a buscar entre los archivos póstumos textos inéditos considerados como irrelevantes en su tiempo o que, simplemente, nunca fueron pensados para ver la luz. También hay otra forma de volver a ellos: revisar las extintas revistas escolares o periódicos locales.

    En parte, Gato en el camino (Libros del Zorro Rojo, 2022) es eso: un cuento que Nicanor Parra escribió mucho antes de llegar a ser un autor consagrado, el antipoeta. Este relato fue publicado por primera vez en la Revista Nueva, creada en 1935 por Jorge Millas, Carlos Pedraza y el mismo Nicanor Parra, quienes en esos años eran exalumnos e inspectores del Internado Nacional Barros Arana. La revista circulaba entre los estudiantes y docentes del establecimiento, y sólo alcanzó a tener dos números.

    Pese al poco alcance del medio, según cuenta una nota al final del libro, Gato en el camino no fue inmediatamente publicado debido a la negativa de Jorge Millas, quien lo consideró “una tomadura de pelo”. Ante esto, Carlos Pedraza habría amenazado con abandonar el proyecto si no se le daba espacio a este escrito.

    El mismo autor diría años más tarde sobre su obra: “esto era un anticuento, un protocuento, un minicuento, pero no tenía nada de cuento tradicional”. No sabemos si en esos años ya pensaba en el concepto de antipoesía, o de anticuento, pero sí sabemos que ese joven pasó a transformarse en Nicanor Parra, un poeta que sería reconocido por sus “tomaduras de pelo”, que publicaría antologías con títulos como Poemas para combatir la calvicie (1993) y que incluso exhibiría en el Centro Cultural La Moneda imágenes de presidentes con una soga al cuello, “tomándole el pelo” al mismo Estado que financiaba la exposición. Y es bajo ese concepto que leemos este libro.

    Gato en el camino, efectivamente, no es un cuento tradicional. Es un relato simple, divertido y un poco extraño, aunque hay una historia. Un gato se pierde. Alguien lo encuentra. Lo devuelven al dueño. Este lo trata de vender o regalar. El gato sale a caminar. Va a Nicaragua, después a Francia. Alguien lo va a buscar: “Se lo mandaré a mis tías, pensó para sus adentros. Algunas horas más tarde les escribió un telegrama diciéndoles: Va gato. Saludos”. El gato, de alguna forma, siempre vuelve a su dueño.

    Este libro en particular, no es sólo un cuento con buen sentido del humor, ni un rescate olvidado de un autor famoso que vuelve publicable bajo su sombra cualquier escrito, por muy “tomadura de pelo” que parezca. Es también la oportunidad de hacer algo nuevo a partir de este cuento, en este caso, un libro muy bien editado e ilustrado, que sorprende incluso antes de leerlo.

    La narración está construida con frases precisas: “Este era un gato. Una vez se extravió. Venía por un camino, cerca de unos cuantos bosques. Por los alrededores abundaban los prados”. Así también, los pictogramas que la acompañan van resumiendo simbólicamente la historia, como si viniera con una especie de títeres o personajes simplificados que aparecen al pie de página en dos colores: verde y naranjo fosforescente.

    Mucho se ha escrito sobre el autor como figura en la literatura moderna: es una autoridad, es también una referencia biográfica. La continuidad de una obra se da en parte gracias a él.

    El cuento se acaba, pero el libro no. Después vienen las láminas: una sección que retrata las acciones y escenas principales, como un museo prematuro de la historia que acabamos de leer; una versión del cuento en imágenes postales o bien homenaje a una obra que no sólo nunca se homenajeó, sino que casi no fue publicada. Luego, viene un texto sobre pijamas, batas, y sobre la relación de Nicanor Parra y el ilustrador Joan Casaramona con estas vestimentas hechas, en teoría, para no ser usadas en la vía pública. Finalmente, una nota que cuenta la historia de este cuento. Pero antes de las notas, una pequeña “tomadura de pelo” en la que espero que lectores más lúcidos no caigan tan fácilmente como yo.

    Mucho se ha escrito sobre el autor como figura en la literatura moderna: es una autoridad, es también una referencia biográfica. La continuidad de una obra se da en parte gracias a él. El autor, además, es una función que hace que un texto pueda tener otras lecturas. Gato en el camino puede funcionar por sí sólo, pero leerlo sabiendo que lo escribió Nicanor Parra a los veinte años, le da otra riqueza: hay una continuidad (al menos podemos imaginarla) entre este cuento infantil y su obra posterior. Hay una intención lúdica, un sentido del humor, un alejamiento y una crítica ante esos narradores o hablantes solemnes que escriben en un lenguaje complicado que termina quitando importancia a lo que se dice. Esa es quizás una de las características del antipoeta: la desacralización de aquello que entendemos como autor.