“Una ciudad en Marte”
La idea de habitar el planeta Marte ha seducido a la humanidad, que lleva siglos planteándose las mismas preguntas: ¿será viable la vida humana en su superficie? ¿Cuáles serán las claves para lograr el ansiado aterrizaje en el planeta vecino? El siguiente libro responde estas y otras preguntas con inusitada seguridad.
“La Tierra es la cuna de la humanidad, pero no se puede vivir en la cuna para siempre”. Esta frase de Konstantín Tsiolkovski, padre de la astronáutica, da inicio a Una ciudad en Marte (Juventud, 2022), un libro informativo arriesgado que parte de la convicción de que la humanidad migrará algún día para habitar el planeta vecino.
Durante mucho tiempo la posibilidad de viajar a Marte se ha convertido en tema de obsesión para numerosas mentes creativas. Grandes escritores han teorizado sobre cómo serán sus colonias en clásicos de ciencia-ficción como Crónicas marcianas, de Ray Bradbury (1950) o Tiempo en Marte, de Philip K. Dick (1964). También se ha explorado el tema en álbumes como Vida en Marte, de Jon Agee (La casita roja, 2017). Una ciudad en Marte se suma a estos títulos desde la vereda de la divulgación científica, aunque nunca deja de coquetear con la ficción.
El libro comienza describiendo las características que hacen de Marte el más habitable de los planetas, dado su parecido con la Tierra en diversos aspectos. Aun así, explica, colonizarlo es un reto de enormes proporciones: la temperatura promedio rodea los 60 °C bajo cero, casi no hay oxígeno ni agua en estado líquido y es cruzado constantemente por letales tormentas de polvo.
Marte se presenta como un destino fatídico, tal como sugieren su nombre y el de sus lunas, bautizados en honor al dios romano de la guerra y a sus hijos gemelos Fobos (miedo) y Deimos (terror). El cuarteto de autores del libro, que no duda en incluir estas curiosidades mitológicas, parece confiar en la posibilidad de habitarlo con la misma fe con que los romanos consagraban sus victorias a la deidad de la pasión y la violencia.
Uno de los primeros gráficos del libro presenta el bajo porcentaje de misiones enviadas a Marte que han tenido éxito en la historia. Hasta día de hoy, se aclara, ninguna ha sido aún tripulada por humanos. Unas páginas más adelante, en medio de modelos de mecánica orbital, se calcula el momento perfecto para el primer viaje interplanetario: cuando Marte y la Tierra estén alineados con el sol, un evento que ocurre cada 780 días. La travesía de diez meses tendría su punto más aterrador en el aterrizaje.
Este libro es particularmente entretenido, sin ser una lectura simple. Su calidad provoca el placer intelectual que se siente al resolver preguntas importantes y adquirir conocimientos impensados.
En este momento el libro entra en el terreno desconocido de los hechos que aún no suceden. Lo hace con audacia, reemplazando los tiempos verbales pasado y presente por un futuro perfecto, en una decisión gramatical que, aunque podría parecer inofensiva, es una novedad en el género informativo. No se habla de hechos comprobados ni se insinúan posibles hipótesis como sugeriría el uso de un tiempo condicional: el lector se debe enfrentar a proyecciones sobre el futuro en las que tendrá que decidir si poner o no su confianza. Tendrá en frente, de todas formas, a importantísimas eminencias del tema: Guillem Anglada-Escudé, doctor en astrofísica, experto en búsqueda de vida más allá de la Tierra; y Miquel Sureda Anfres, doctor en ingeniería aeroespacial, quien investiga sobre asentamientos planetarios sostenibles.
Esta segunda mitad del libro describe en detalle cómo serán las primeras ciudades de Marte, que se construirán bajo tierra para mitigar los riesgos ambientales y contarán con hospitales, universidades, viviendas, oficinas, gimnasios y astropuertos. La variedad de temas que se abordan es alucinante: desde el sistema de transporte basado en ascensores y trenes subterráneos hasta los proyectos para generar energía, pasando por la arquitectura de los parques públicos y las peculiaridades de la dieta marciana, que estará basada en vegetales cultivados en biorreactores.
A medida que el libro avanza hacia su final, indaga en preguntas cada vez más difíciles de responder con seguridad: ¿cómo serán los nuevos lenguajes artísticos y culturales en Marte? ¿Quién gobernará el planeta? ¿Será posible cambiar la composición atmosférica para adaptarla a las necesidades humanas? En este último punto, los autores declaran que han comenzando a explorar la más pura ciencia-ficción.
Para reafirmar el tono confiable de loa datos, los temas se presentan con una propuesta gráfica impecable a cargo de Eduard Altarriba, diseñador e ilustrador catalán, especialista en libros de no-ficción. Las páginas integran con admirable equilibrio los aspectos estéticos y prácticos en todos los recursos que utiliza: gráficos de toda clase, modelos en 3D, mapas urbanos y detallados planos de naves espaciales, todo con una paleta de colores cálida que evoca la superficie del planeta rojo.
El libro tiene, por último, la virtud de explicar de forma didáctica temas extremadamente complicados, sin dejar de lado lo esencial. Es un acierto del último integrante del cuarteto autoral: Sheddad Kaid-Salah Ferrón, un físico especializado en divulgación científica para jóvenes y niños.
Una ciudad en Marte es particularmente entretenido, sin ser una lectura simple. Su calidad provoca el placer intelectual que se siente al resolver preguntas importantes y adquirir conocimientos impensados; un gusto al que podría acceder cualquier lector que se tope con este libro: niños y adultos, entusiastas de la ciencia o apasionados por la política.
El momento más interesante se dará cuando llegue a las manos de un lector contemporáneo a una eventual colonización de Marte: sólo entonces se podrá comprobar cuán acertadas estaban las descripciones sobre su futuro.