Pipí

Bigudí (Limonero, 2015), habla de la amistad, de días felices de una mascota y su dueña cosmopolita; y del vacío y la tristeza que este deja en la vida de su dueña al dar su último suspiro. Bigudí debe aprender a llenarlo nuevamente. Las ilustraciones enriquecen la lectura, desde la complementación. La perfecta articulación con el texto y la depuración estética del libro, atrapan al lector de principio a fin.

Abececuentos (Anaya, 2015) es una invitación con una regla única: seguir el orden del abecedario interpretado por personajes clásicos de la literatura infantil. Una entretenida forma de aprender y jugar con las palabras. Las ilustraciones de Noemí Villamuza hipnotizan y lo convierten en un álbum para lectores de cualquier edad. Simplemente imperdible.

Un libro que nos habla sobre los niños imaginativos que dibujan a sus animales favoritos y los tratan como si fueran reales, el trasfondo de Tina en donde se desliza una situación familiar muy común como es la crianza solitaria de una madre y la falta de tiempo, la reacción que cada niño tiene frente a esta situación y el uso de los colores azul y rojo en concordancia con esto -y muy relacionado a las guardas también-, y las ilustraciones del acontecer de una ciudad como escenario de la historia.

Con lupas de tres colores vas descubriendo toda la vida del bosque, desde los grandes árboles hasta las diminutas lombrices. Es un libro entretenido que con preciosas ilustraciones nos muestran la otra vida de la naturaleza que solo se ve cuando se mira atentamente, cuando se escarba el barro, cuando se apartan las ramas, cuando te asomas detrás de los matorrales.