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    Manos a la obra: cuatro autores, cuatro álbumes
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    Manos a la obra: cuatro autores, cuatro álbumes

    10 agosto, 2022 Por Claudio Aravena G.
    publicado en el Boletín 11

    Venidos de diversas latitudes, los álbumes seleccionados esta temporada destacan por su trabajo artístico unido a historias de gran relevancia. En este tránsito no pierden el humor, la audacia ni la forma maravillosa en que se enfrentan al mundo. Porque Jon Klassen, Sol Undurraga, Kitty Crowther y Signe Kjær saben contar buenas historias.

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    Revisó nuevamente álbum[es], de la autora francesa Sophie Van der Linden, publicado en conjunto por las editoriales Ekaré y Variopinta el año 2015. Es un libro blanco y naranjo en el que Sophie juega, ensaya o agrupa los álbumes, sus contenidos y a sus creadores, desde la aparición de este formato en el mundo editorial —que ella sitúa en 1845 con la edición de Pedro Melenas (Der Struwwelpeter), del psiquiatra y escritor alemán Heinrich Hoffmann— hasta la actualidad.

    Sophie nos conduce a través de los principios de este género, en donde texto e imagen juegan un rol clave, pero en el que también encontramos como piezas clave el montaje, el color, la sucesión de imágenes y el estilo, por solo nombrar algunas de ellas. La autora francesa señala: “el álbum es un soporte de expresión cuya unidad primordial es la doble página, sobre la que se inscriben, de manera interactiva, imágenes y texto, y que sigue una concatenación articulada de página a página”.

    En esta temporada del Comité Troquel —más larga que lo habitual y cargada de buenos libros—, hemos querido destacar cuatro ejemplos, de diversos continentes, que no solo se ajustan a la definición de álbum entregada por Van der Linden, sino que aportan un grano de arena a la colección de esas buenas historias que nos cautivan, por su diversidad de estilos e ilustraciones con múltiples capas. Acá, sin más, entraremos a escudriñar las obras de Jon Klassen, Sol Undurraga, Kitty Crowther y Signe Kjær.

    Cierre de una trilogía

     

    Dos tortugas en medio del desierto encuentran un sombrero blanco. Ambas se lo prueban, a ambas les queda bien, pero como solamente hay uno, lo dejan en el mismo lugar y siguen su rumbo hasta una colina, donde una de ellas lo mira de reojo. Así comienza Dos tortugas y un sombrero (NubeOcho, 2021), del canadiense Jon Klassen, título que viene a cerrar su destacada trilogía conformada por El ladrón del sombrero y Yo quiero mi sombrero, también reeditados en español por NubeOcho.

    Ganador de las medalla Dos tortugas y un sombrero s Caldecott y Greenaway, Klassen es un maestro del ingenio, del suspenso y del color. Primero, divide la historia en tres partes: la primera de ellas es el encuentro, ambas tortugas se topan con el objeto. Luego, llega el atardecer y, con él, el segundo capítulo más reflexivo. A continuación, viene el cierre con la hora de dormir y el sueño cumplido de ambas tortugas que pudieron obtener lo suyo.

    ¿Una historia sencilla? Sin duda, pero Klassen le agrega quiebres temporales, contraposición de páginas, cortes cinematográficos y guiños al lector. Por ejemplo, solo nosotros podemos ver la mirada de reojo, la doble intención y el lento bajar por la colina de una de las tortugas. Solo nosotros podemos identificar sus ganas de quedarse con el único sombrero existente en ese vasto desierto, y que Klassen pinta en una gama que va desde el tono claro hasta el naranja casi fosforescente del sol crepuscular que tiñe todo de rosa.

    Publicada originalmente en inglés en 2016, esta edición de NubeOcho replica la calidad del papel y la impresión del original y es, para mediadores, un excelente ejemplo para estudiar este formato.

    En el país de los vegetarianos

     

    Después de leer tantas historias de zorros que devoran gallinas, chanchos y corderos; la historia del zorro vegetariano es de no creer. Bajo la mano de la talentosa creadora chilena Sol Undurraga y del sello colombiano Cataplum Libros, El zorro Chuleta (2020) llega a nuestras librerías gracias a Escrito con Tiza.

    ¿Quién le puede creer a un zorro que no come gallinas y que muere por las sandías? Bueno, Chuleta es un personaje adorable que va detrás de la buena onda, la música, las fiestas y los libros, sin duda ¡el mejor amigo que uno puede tener! Aunque eso no lo sabe el resto. Entonces, para disimular y llegar al valle de los vegetarianos, Chuleta intenta disfrazarse de otros, antes de presentarse con su verdadero yo al resto de los animales, que felices disfrutan de una fiesta veraniega en medio de un lago. Acá Undurraga se luce creando personajes únicos: hipopótamos, monos, ratones, delfines, pollos, pandas, mapaches, elefantes y cuanto hay, que desfilan por las páginas coloridas y llenas de verde y sandía, en una especie de rave vegetariana donde todos son bienvenidos.

    Ganadora de un premio Ópera Prima en la Feria del Libro Infantil de Bolonia, por La Plàge (L’Agrume, 2017), Sol Undurraga maneja con precisión la construcción de las páginas con situaciones humorísticas, llenas de detalles y que empujan al álbum hacia el cómic. Sin duda, imperdible.

    La maternidad domada

     

    Las propuestas de Kitty Crowther nunca pasan inadvertidas en nuestro comité. Míticas fueron las discusiones sobre El niño raíz (Lóguez Ediciones, 2015) y su visión sobre las mujeres y la maternidad. En esta ocasión, tampoco pasó desapercibido Madre Medusa (Ediciones Ekaré, 2021), editado por primera vez en francés el año 2016 por L’école des loisirs.

    Dos parteras se dirigen a la lejana casa de una mujer solitaria, en mitad de la noche, iluminadas solo por la luna. Las recibe ella, la extraña, a punto de dar a luz en medio de una cabellera tan larga y rubia, que la asemeja a un animal marino. De pocos buenos modales, una vez que las mujeres cumplen su cometido, Medusa las invita a irse. Desde ahí comienza el intenso amor por su hija preciosa, Anacarada, bautizada como el brillo de las conchas y las perlas. La vivencia es tan profunda que Medusa solo quiere a su hija para sí: que nadie la toque, que nadie la vea, que nadie le enseñe. Son solo ella y la niña, en medio de un ambiente lleno de vegetación exuberante.

     

    Sophie nos conduce a través de los principios de este género, en donde texto e imagen juegan un rol clave, pero en el que también encontramos como piezas clave el montaje, el color, la sucesión de imágenes y el estilo, por solo nombrar algunas de ellas.

    ¿Qué pasa cuando la niña comienza a crecer? Anacarada quiere ir a la escuela, disfrutar de la playa con sus amigos, mientras mira desde la ventana a los otros divertirse. Entonces Medusa acepta y la deja conocer nuevos lugares, sin ella. ¿Por qué? Porque los niños y las niñas le temen por su largo pelo.

    Ganadora del premio Astrid Lindgren Memorial Award 2010, la belga Kitty Crowther nos confronta a una parte importante de la maternidad, la abnegación; esa renuncia a ser quien fuiste y ser ahora para otros. Medusa deja atrás su pelo hasta el suelo y sus formas rebeldes porque ama a su hija. Se vuelve una madre tradicional, de falda y botas, para que los niños ya no le teman.

    Un mundo verde 

     

    Desde hace varios años que nuestros boletines han seleccionado libros daneses dentro de los imprescindibles del año. Y es que el vínculo comercial y editorial con el país nórdico ha hecho que historias profundas e interesantes lleguen a nuestras manos, a través de editoriales chilenas como Grafito, Saposcat, Ekaré Sur, entre otras. Un ejemplo de esto es El huerto de Kitte (Grafito Ediciones, 2021) escrito e ilustrado por Signe Kjær.

    Nacida en 1985, Signe Kjær estudió en la Escuela de Diseño de Kolding (Dinamarca) y en la Academia de Bellas Artes y Diseño de Bratislava (Eslovaquia). Como se puede apreciar en su cuenta de Instagram, tiene una gran experiencia, principalmente, ilustrando trabajos de otros autores como: Molly, de Sabine Lemire; Barnets Bibel, de Kim Fupz Aakeson u Omars Altan, de Trine Bundsgaard.

    Su libro —una especie de híbrido entre cuento infantil e historia informativa— narra el ciclo de la vida desde los ojos de una niña que ayuda a su familia a trabajar el huerto del hogar; una familia urbana que siembra y cosecha para disfrutar alimentos frescos producidos por sus manos. Kitte forma parte de esta cadena: hace almácigos, toma la carretilla y la pala; desmaleza, saca babosas, hace compost. Acompaña a su mamá a regar y a su papá a cosechar, cuando llega el verano.

    La potencia de este libro radica en sus imágenes: Signe Kjær estudia los procesos de cultivo, siempre con el foco puesto en una niña que descubre y que se maravilla con la naturaleza. Una mirada vital, tan necesaria, cuando observamos a nuestro alrededor.